
Seguramente el título
del siguiente artículo te pueda sonar bastante peculiar, ya que estaríamos
traspasando nuestras etapas de la vida hacia los animales, pero ¿Qué pasaría si
te dijera que los perros también experimentan la adolescencia y probablemente
de maneras similares a nosotros en una que otra característica? Más rebeldía,
desobediencia y energía desbordada son
parte de un perro adolescente.
La aparición de la adolescencia en los
canes dependerá de la raza y sus tamaños. En razas pequeñas puede surgir al
alcanzar los 6 meses o en perros más grandes puede ser incluso a los 18 meses.
De todas formas, cuando llegue el momento y comience aquella etapa de la vida,
es probable que sea muy notorio, ya que es una fase muy intensa al tratarse de
un periodo en el cual la carga hormonal, los procesos de crecimiento tanto
físicos como mentales serán una constante durante este tiempo, sin olvidar que
alcanzan su madurez sexual.
Estos cambios dan
paso a características que se relacionan directamente con la personalidad y las
conductas de nuestros regalones. Aquí es donde la paciencia de cada tutor o
tutora se ve realmente desafiada, ya que muchos perritos pueden llegar a ser
muy desobedientes, rebeldes, destructivos y peleadores, por lo tanto, deberás
utilizar todos tus recursos, enseñanzas, juguetes y juegos aprendidos con el
tiempo para poder calmar los ímpetus de un regalón con mucha energía.
Muchos cachorros
tienen la necesidad innata de morder lo primero que vean en su camino; ya sean
cordones, zapatos, cortinas, bordes de muebles, sillones, etc. Pues luego de
que sus dientes de leche ya han caído será necesario enseñar a tu regalón lo
que debe o no masticar, a pesar de su actitud desobediente. Para ello el uso de
juguetes de distintos tamaños y texturas resultan ser una gran herramienta para
saciar las ganas de morder y para que ellos resuelvan sus propias dificultades
dentales como la comezón o los dolores.
Otra conducta que
despierta curiosidad cuando los perros se encuentran en su adolescencia es la
poca atención y la enorme capacidad de distraerse o pasar de un estímulo a otro
en menos de un segundo. Con el desarrollo de sus sentidos el sonido de un
juguete chillón, el ladrido del perro del vecino, los llamados de los tutores y
un montón de estímulos que nos entrega el día a día, tu perro seguramente no
pondrá atención en ti a menos que haya una educación y entrenamientos de por
medio.
Para todas las
tutoras o tutores que se encuentren cuidando a algún perrito en esta fase, o a
cualquiera que le toque alguna vez, debe entender que esto es sólo una fase.
Así como nosotros mismos dejamos atrás la “edad del pavo”, con ellos es igual.
Sólo necesitan ser más comprendidos, tener un poco de paciencia y verás que poco
a poco abandonarán sus actitudes rebeldes.
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